Escrito por Eduardo Rosser

Tiempos de desconfianza, vendedores en peligro

¿Sabes cuál es una de las emociones más compartida en este momento de la historia? Uy, qué solemne me ha quedado esta frase.

Piensa en políticos que dicen que no sabían que tenían que incluir los gastos de su tarjeta black en su IRPF.

Piensa en alguien en mitad de una carretera que te pide con las manos que pares tu coche para auxiliarle en algo.

Piensa en una amiga que quiere que vayas a una cita con un alguien recién separado que dice que es majísimo.

Piensa en tu jefe diciéndote que quiere hablarte de un proyecto nuevo.

Piensa en una llamada que recibes de un desconocido que expone que puede mejorarte la tarifa de tu teléfono móvil (aunque no sepa ni con quien la tienes ni cuanto pagas.)

Piensa en un email que recibes donde te dicen que has sido agraciado con un regalo sorpresa si entras en un link unas líneas más abajo.

¿Lo has pensado ya? ¿En todas esas cosas? ¿Y qué emoción te genera? Tic-tac, tic-tac, tic-tac… ¿Te dejo unos segundos más para que encuentres la palabra o te la digo yo?

DESCONFIANZA.

¿Si, verdad? Con todas las letras y en mayúsculas. D-E-S-C-O-N-F-I-A-N-Z-A. ¿Y esto es nuevo?

No, siempre ha existido. Pero hoy en día los niveles de desconfianza y el número de personas que la practica es mayor que en cualquier época pasada. ¿Por qué? Pues, entre muchos factores, hoy el acceso a la información es casi ilimitado.

Cuando mi hija pequeña me pregunta algo y le contesto, a veces la sorprendo buscando en la wiki de su tablet para confirmar si lo que le he dicho está bien.

Muchos pacientes entran en internet antes y/o después de ver al médico para comprobar sus palabras.

Hoy puedes corroborar casi todo. Todo está en tela de juicio constante. Y, lo que agrava aún más la desconfianza, al hacerlo en muchas ocasiones descubres que te mintieron. Antes también nos mentían pero no siempre nos dábamos cuenta. ¿Acaso ahora hay más corrupción política que nunca? No sé, creo que no. Simplemente hay más medios para destaparla. Si hasta algunos políticos han tenido que publicar sus declaraciones de la renta para mostrar que no habían recibido sobres con dinero negro.

Y, digo yo, si los hubiesen recibido… ¿ese dinero saldría en su declaración del IRPF?

¿Ves que desconfiados que somos?

¿Hablamos?

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